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Familia de bandidos

Mucho conocemos de la Revolución Francesa, de sus ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Pero el terror que siguió a la revolución no se vivió sólo en París ni afectó sólo a la nobleza.

En una región, La Vendée, su población, profundamente católica y realista, se resistía a la imposición de las nuevas ideas. Y sufrió una sobrecogedora persecución por ello; un hecho que el mundo ha mantenido oculto durante mucho tiempo. Este libro es la trágica historia de una familia de aquellos vandeanos “rebeldes”.

Narrado en primera persona, relata la conmovedora epopeya por la que pasa la familia Serant, y al mismo tiempo transmite vivamente lo que era una mentalidad y una forma de entender el mundo y la existencia animada, bendecida y presidida por la fe, haciendo llegar al lector la bondad y el sentimiento más profundo de perdón.

El continuo ejemplo de abandono total a la providencia divina ante las adversidades y el heroísmo de esta familia es un ejemplo reconfortante. Apasionante y muy recomendable, también para los jóvenes.

A continuación mostramos un pequeño extracto:

Espero que esta lectura os sea provechosa. Ella os enseñará a caminar, durante esta vida, a la luz de la fe, para prepararos a la vida que no ha de tener fin. Tú, Carlos, vas a cumplir pronto quince años, y tú, Luisa, estás en los catorce; ahora comienza la edad crítica, y pronto os voy a faltar. Pero Dios nunca os faltará.

Os dejo este cuadernito como un recuerdo de familia. Al leer la historia de los vuestros, que tanto sufrieron aquí abajo, comprenderéis mejor que sólo existe una desgracia irreparable: traicionar al deber y perder el alma. Comprenderéis que los mayores males de esta vida no duran siempre, y que el cristiano debe mantener, durante su peregrinación en este mundo, levantados los ojos al cielo, donde está el único galardón que merece atraer

nuestras miradas y nuestros deseos. Acordaos siempre de la divisa de vuestros padres, divisa que la marquesa de Serant, mi querida madrina y mi madre adoptiva, solía repetirme frecuentemente para grabarla bien en mi mente y en mi corazón: “Cumple con tu deber, suceda lo que suceda”.

Dios, hijos míos, os conceda la gracia de comprender que todo aquel que la pone en práctica ha hallado la verdadera paz y el camino del paraíso.

Una familia de bandidos en 1793

Marie de Sainte-Hermine

Homo Legens

 

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